Blogia

el Corredera

Regreso a Telde de 'el Corredera'

  Juan seguía trabajando en la fábrica. Un día apareció por allí un hombre vestido de oscuro preguntando por el desaparecido ’’Corredera’’. Nadie lo conocía por el apodo familiar. En la portería le dijeron a aquel señor misterioso que en la empresa no figuraba nadie con ese nombre. Esa visita se repitió. A Juan lo pusieron en sobreaviso. No tenía la menor duda de que aún trataban de detenerle.

  Decidió tomar precauciones y la ocasión se le presentó cuando en el Muelle Grande, encontró un moro que estaba dispuesto a cambiarle una pistola Astra automática por una machorra. De esa forma se hizo con un arma y munición.

  Llevaba casi siete años initerrumpidos en la nómina de la Empresa de Salazones de Pescado.

 

  Sobre el mes de Junio, se plantea Juan la posiblidad de volver a su Telde natal. Después de pensarlo mucho y de darle infidad de vueltas, cayó en la idea de que ya nadie podría hacerle nada si volvía. Ya no había motivo alguno por el que perseguirle. Habían pasado muchos años.

  Hacia el día de San Juan Bautista, Juan García, decide dejar el apodo con el que se había estado escondiendo tantos años para volver a ser de nuevo: Juan García Suárez ’el Corredera’. A mediados de 1947, vuelve Juan a Telde.

   El recibimiento de su familia fue sencillo y emotivo. Por fin, Juan estaba en casa. Ningún miembro de su familia fue capaz de contarle lo que había pasado durante su ausencia (los maltratos y vejaciones a los que habían sido sometidos toda la familia ’Corredera’). Sólo su hermano Paco le comentó algo.

 

  Llegó el verano, y Juan no intentó buscar trabajo tomando en consideración la advertencia que le habían hecho. Solía pasar los días encerrado en su casa leyendo cuentos. Algunas noches asistía a los bailes que se celebraban en las sociedades de ’’Los Picachos’’, ’’El Telde’’ o ’’La Fraternidad’’; en otras salía en dirección a bares de conocidos y amigos de confianza. Nadie le dió importancia a su presencia en Telde. Una noche, asistió a un baile en ’’La Fraternidad’’, dónde se encontró con Pancho Casimiro. Al ser visto Juan por un concejal de al Ayuntamiento, éste llamó a un Guardia Municipal para que lo detuviera, recordando todavía los tiempos de 1936. Cuando el guardia trató de detenerle, alguien distrajo la atención para que Juan pudiese escapar.

 

  Estos hechos dieron mucho que pensar a Juan...

El Nuestro II

La huida de Juan despertó la furia de muchos en Telde. Uno de los que más, fue el Jefe de Escuadra de la policía de Telde. Noche tras noche, se acercaba a la casa dónde vivían las hermanas y la madre de Juan simplemente para molestarlas. Este hombre creía que Encarnación, la madre de Juan, sabía dónde se escondía su hijo, pero ni ella misma lo sabía. En esa época, poner un plato de comida en la mesa no era nada fácil, y eso lo sabía el Jefe de Escuadra que se dedicó a tirar la comida de la familia diciendo que ellos no tenían derecho a comer por esconder a un delincuente. Pérez, Moreno y Santana, los otros miembros de la escuadra, no daban crédito a lo que veían cada noche, las agresiones hacia aquella familia que no había hecho daño a nadie. Pero eran incapaces de llevarle la contraria a su superior. Desde la calle, escuchaban los sollozos y los gritos de la familia cuando el Jefe de Escuadra,a modo de despedida, les daba culetazos en los pies. Inocencia, la vecina de la familia, se cercioraba de que la cuadrilla se había alejado, cruzaba la calle y le daba a la señora Encarnación algo de lo poco que tenía de comida. La pobre, apenas probaba bocado, porque pensaba que lo que había era poco, y prefería darselo a sus hijos.
El jefe de Escuadra seguía yendo cada noche a ’visitar’ la casa de Juan. Pero nunca iba a la misma hora para mantener la tensión en la zona. Un día iba a las once de la noche, otro a las doce... Un día Santana se presentó ante el jefe de Falange de la Zona Sur, y le contó lo que pasaba. A partir de aquel momento, las persecuciones y las molestias se recrudecieron. Santana cambió de escuadra y los demás, en contra de su voluntad, siguieron esperando y escuchando los gritos de pánico.
La comida era escasa y de mala calidad en toda la isla. Los vecinos de Encarnación, se acercaban a su casa y le daban lo poco que habían conseguido de los dueños de las huertos cercanos a la carretera del Valle de los Nueve. La familia García, tomaba un pequeño respiro y, con miedo, esperaban a que llegara la noche para recibir a la tétrica comitiva.

El Nuestro

El Nuestro

 José Rodríguez Franco (El Faro de Maspalomas)

En los primeros días del levantamiento militar, la plaza de la iglesia de San Gregorio, había sido escenario de uno de los enfrentamientos más dispares y antagónicos. La muerte de un hombre que se encontraba subido a la azotea de la casa de una de las esquinas, atrajo la chispa que encendió la hoguera. Pronto se empezaron a crear historias y bulos. Se empezaron a barajar los nombres de los posibles autores de aquel disparo, entre ellos aparecía el nombre de Juan y el de su mejor amigo (que luego sería su compañero de escondite) Pancho Casimiro Brito, conocido como ’Casimiro’. La muerte de aquel hombre levantó mucha polémica y se practicaron detenciones. De algunos no se supo más. Los que consiguieron escapar, asustados, se escondieron en lugares inverosímiles.Era el 19 de julio de 1936
La guerra civil se extendía por todo el suelo español y miles de canarios tuvieron que marchar a la península para intervenir en la lucha.Unos, fueron voluntariamente y otros, fueron llamados apresuradamente a filas. Cuando se inició el Movimiento Nacional, Juan decidió no presentarse al cuartel por que se decía que era excedente de cupo, por lo que se le consideró prófugo.
El día 18 de julio del 36, uno de los que había dicho ser amigo de Juan, decía a los cuatro vientos que éste era contrario al régimen, y a pesar de que no tenía delitos políticos, comenzó una gran persecución en su contra. Para poder huir sin ser capturado, se dejó disfrazar de mujer y se trasladó a la casa de Manuel Moreno Galindo, un buen amigo suyo, propietario de una cueva. Un día le propuso irse del pueblo y trasladarse al barrio de Guanarteme de Las Palmas. Manuel era dueño de una furgoneta. Una noche escondió a Juan en uno de los bidones vacios y lo sacó de Telde. El viaje se efectuó sin contratiempos; sólamente fue detenida en la plazoleta de los Reyes por la Guardia Civil, sin ser detectada la presencia de Juan. Una vez en Guanarteme, se pidió asilo para Juan hasta que pasaran los peligros que lo acechaban. Nadie sabía quién era y muchos empezaron a llamarle entonces Juan ’El Nuestro’. Acabada la guerra civil, pidió trabajo en la Fábrica de Pescados y Salazones de la firma 'Lloret y Llinares', dónde permaneció desde el año 1939 hasta 1947, figurando en la nómina con su nombre y apellidos.
Sentía nostalgia por que echaba de menos a su familia y a su ciudad natal. Cuando supo que la guerra había terminado, se consideró liberado de todo lo que le habían inculpado cuando salió de Telde. Cada vez que veía a algun amigo teldense le paraba para que le diera noticias sobre su familia y el pueblo, y todos le aconsejaban que no volviera, que se quedara en Guanarteme ya que, por lo menos ahí tenía un sueldo y un trabajo. Cuando aún trabajaba en 'Lloret y Llinares', se promulgó un indulto a virtud de un decreto en el que eran perdonadas todas aquellas personas que no tuvieran sus manos manchadas de sangre. Pero Juan no se presentó por desconfianza.
Se dijo en aquel entonces (y todavía hoy se atreven a afirmar) que Juan era comunista y que había pertenecido al partido comunista. Es bastante curioso, ya que Juan tenía amigos en todos los bandos (anarquistas, socialistas, falangistas...) Los hermanos de Juan, Antonio y Paco afirmaron rotundamente que Juan jamás fue comunista.

Juan García Suárez 'el Corredera'

Juan García Suárez 'el Corredera'

Conocí su historia hace aproximadamente un año y, desde entonces, he intentando encontrar toda la información posible acerca de cómo fue su vida y de cómo fue su muerte. Desgraciadamente no hay mucha información acerca de su vida, es como si los datos se hubieran perdido. Gracias a los mas ancianos del pueblo, y a algún libro que pude rescatar de estanterias llenas de polvo, conseguí obtener bastante información. No obstante, sigo pensando que aún me quedan infinidad de cosas por saber de este hombre.

  Juan García Suárez murió a "garrote vil" en la ciudad de Telde, el día 10 de Octubre de 1959. Tuvo sus errores, claro está, pero no merecía ser asesinado de la manera en la que lo fue. Se luchó muchísimo para salvar la vida de este gran hombre, y sin embargo, las fuerzas contra las que se pretendían luchar eran mucho mas fuertes. Tuvo mucha gente que le apreciaba, y unos pocos que querían verle como está ahora, muerto. Sin embargo Juan, hasta su último momento de vida, mantuvo el optimismo y el saber estar en su rostro. Él sabía que mucha gente (familia, amigos...) estaban sufriendo por todo lo que estaba ocurriendo y, a pesar de su situación, siempre tenía una palabra alentadora y una sonrisa alegre para las personas que más lo querían.

  Franco no quiso perdonar la vida de ’el Corredera’. Sabía que si perdonaba la vida a este hombre, su nombre y su autoridad quedarían en entredicho ya que, mucha gente, levantó la voz en contra de las autoridades para sacar la cara por Juan. Y eso él no lo podía dejar pasar. En un principio, ’el Corredera’ fue buscado sólo por ser un prófugo, por no querer presentarse a filas cuando fueron llamados por Franco. Luego todo fue una cadena, una cosa tras otra...

  Con todo esto quiero, aparte de poner aquí todo lo que me ha costado mi trabajo encontrar, crear un sitio dónde otra gente pueda entrar y pueda encontrar todo lo que quiera (o por lo menos todo lo que yo pueda ofrecer) acerca de Juan García Suárez, conocido en todo el barrio teldense con el alias de ’el Corredera’

’’Me han considerado dirigente de masas y, sin embargo, lo único que he sido es un desgraciado...’’ (’el Corredera’’)